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[DATOS DE CINE] - 'Studio Ghibli', la fábrica de sueños japonesa.



Desde hace algunas décadas el anime ha podido disfrutarse fuera de Japón, y tanto ha sido su auge que la animación japonesa ha formado parte de los certámenes internacionales que premian lo mejor del cine. Hablamos del Studio Ghibli, uno de los estudios más reconocidos por sus buenas historias, pero especialmente por crear historias en un método tradicional de animación y es considerado con uno de los mejores estudios de animación actual, el cual nos ha traído hermosas películas reconocidas mundialmente por su historia, animación, colores, personajes y música.

El estudio también se dedica a distribuir películas y a desarrollar videojuegos, aunque su actividad principal es hacer largometrajes en su pequeña fábrica de magia. También realizan cortos que son proyectados en el Museo Ghibli, abierto en Tokio en 2001, lugar ansiado por visitar por parte de los más fanáticos de los estudios. A lo largo de su historia, el amor y respeto por la naturaleza, la familia, la amistad y la cultura japonesa han sido los temas clave y las moralejas derivadas de las películas de la marca Ghibli.

Todo lo que lleve el sello Ghibli saca una sonrisa de felicidad a pequeños y mayores que se paran a disfrutar de sus obras. Sus películas han sido la seña de identidad de los niños japoneses durante las últimas décadas, pero en occidente son en su mayoría los mayores los que esperan con ansia sus nuevas producciones. Pero quiero hacer un acercamiento a Studio Ghibli más allá de la figura de Miyazaki, dado qué otras figuras han participado en sus películas.

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El inicio de estas hermosas historias comenzaron de la mano de Isao Takahata y Hayao Miyazaki. Desde 1975, ambos habían trabajado juntos en otros animes, ahora clásicos, como Heidi, Marcos y Ana de las Tejas Verdes (Miyazaki como dibujante y Takahata como guionista y director), en los cuales su trabajo se caracterizó por darle ese sentido humano que hizo que muchos niños y adultos sintieran empatía por los protagonistas. Un antecedente inmediato de lo que sería Ghibli, fue la editorial Tokuman Shoten, el cual publicaría la primera obra en manga de Hayao Miyazaki en el 1982 , y la cual dos años después llevarían a la pantalla grande: Naussica del Valle del Viento (1984), obra que inauguró el estudio que daría vida a otras historias.

En 1985 ambos artistas fundan el estudio Ghibli, cuyo nombre del estudio derivaría de las palabras italianas usadas para referirse al viento caluroso, al mismo tiempo que Ghibli era la manera en que los italianos apodaron a los aviones exploración que cruzaban el Sahara; se asegura que el nombre de la compañía indica “nuevos vientos” en la corriente de la animación japonesa.

Miyazaki y Takahata trabajaron en sus películas temas de la amistad, el amor, la familia, la cultura y el folklore japonés, pero sobre todo: el respeto y amor por la naturaleza y la vida. El intelecto de ambos co fundadores más las increíbles partituras que Joe Hisaishi aportaría para la música de la mayoría de las películas de este estudio, serían las mezcla perfecta para que las películas del studio Ghibli sean aclamadas por la crítica.



Después del éxito de estas películas, el estudio Ghibli se convertiría en una fábrica de sueños, de historias y de colores que años más tardes serían aclamados por el público y la crítica fuera de su país natal, algunas de estas películas que le siguieron fueron: Nicky, la aprendiz de bruja (1989), Recuerdos del ayer (1991), Porco Rosso (1992), Pompoko (1994) o Susurros del corazón (1995).

Pero la película que nuevamente volvería a cautivar a los espectadores y a la crítica en Japón sería con La princesa Mononoke (1997), donde destacó la dirección de Hayao Miyazaki con una obra no convencional, caracterizada por suaves trazos, paisajes sorprendentes y una de las historias más ecológicas de Ghibli con una protagonista fuerte e independiente protegiendo la vida y a los espíritus del bosque de un grupo de humanos que amenaza destruirlo y contaminarlo.

El estudio seguiría cosechando éxitos y sería reconocido intencionalmente con El viaje de Chihiro (2001), con una animación e historia que sorprendió a la crítica internacional y lo hizo merecedor al premio Oscar como mejor película de animación y al Oso de Oro en el Festival Internacional de Cine de Berlín.



Uno de los elementos que distinguen al estudio Ghibli es el tipo de animación tradicional, los paisajes que hay en cada escena y la amplia gama de colores ya sea en escenas que retratan un paisaje natural, uno fantástico o uno mecánico. Cada escena creada de la mano del artista Hayao Miyazaki es una parte inédita del proyecto en el que el estudio trabaja, ya que Miyazaki no hace guiones previos a la producción, sino que crea storyboards de la película, trabaja sobre la marcha por así decirlo.

En las películas de Ghibli, el estilo de dibujo es sobresaliente, especialmente en los escenarios, cada objeto es bien detallado, los paisajes tienen colores y luz perfecta para ambientar la película e impregnarle diversas emociones. Cada detalle de la naturaleza es mostrado como un ser vivo, desde el viento, los hongos, los árboles, los animales y el agua, las olas del mar de Ponyo en el acantilado (2008), recordemos los bosques venenosos y el terremoto en Nausicaä del Valle del Viento (1984).

Por otra parte, los elementos industriales también son mostrados como un elemento vivo dentro de las historias, ejemplos de ellos son El castillo en el cielo (1986), Porco Rosso (1992), El castillo ambulante (2004) y El viento se levanta (2011); las máquinas son mostradas con tonos más grises que demuestran lo artificial dentro de la naturaleza, pero al mismo tiempo como una obra de arte como creación humana.



El estudio trabaja con una amplia gama de colores, y son los escenarios de películas como La princesa Mononoke (1997), El viaje de Chihiro (2001), El castillo ambulante (2004) y Ponyo en el acantilado (2008), los que mejor pueden demostrar el trabajo y la función de los colores para armonizar escenas, especialmente aquellas de la naturaleza. Otras de las películas de estudio como La tumba de las luciérnagas (1988), Recuerdos del ayer (1991) y La colina de las amapolas (2011), muestran escenarios más reales, pero de alguna manera colores suaves y tonos oscuros que indican melancolía.

Además de proporcionarnos bellas historias llenas de diversas emociones y hermosos colores, las películas del studio Ghibli siempre presenta otro tema: la vida, la esperanza, las segundas oportunidades, el amor, la tristeza, la melancolía, la desesperación, son temas que viven los protagonistas.

Las películas del studio Ghibli se sienten vivas, gracias a sus protagonistas y a sus alrededores podemos conectarnos con ellos y sentir lo que ellos sienten ya que son personas como nosotros, no importa la situación que pase, hay algo muy real en ellos, y una de esas cosas es que como todo ser vivo, maduran.



Hay que destacar que la mayoría de los protagonistas de las películas de Ghibli son mujeres, de diferentes edades que demuestran como ellas solas pueden ser fuertes y decididas; las historias de Ghibli no las presenta como princesas que necesitan un rescate, al contrario, son heroínas que toman decisiones importantes y que no necesitan a un hombre como pareja sentimental para sentirse seguras, os hombres son sus compañeros de aventura, sus amigos, no necesariamente un amante.

Los seres humanos estamos relacionados con nuestro entorno, nuestro ecosistema, la naturaleza, y ese es otro punto que desarrollan las películas de Ghibli, especialmente aquellas guiadas por Hayao Miyazaki. En sus hermosas escenas de paisaje nos deja a la vista la naturaleza, sus películas suelen incluir mensajes ecologistas, en la mayoría de ellos es la humanidad quien siempre ataca a la naturaleza y es ésta la que es víctima de los hombres; de esta manera tenemos una guerra de hombres contra hombres, y además, atentado contra su entorno que también les proporciona vida.



Sus películas más representativas sobre este tema son Naussica del valle del viento (1984), donde enormes insectos atacan a los humanos pero sólo se protegen de ellos y protegen el poco ecosistema que han podido rescatar; y La princesa Mononoke (1997), donde San, una chica humana y algunos animales y espíritus ancestrales del bosque quieren proteger la naturaleza de las venenosas intenciones del hombre.

Las películas de Ghibli nos presentan a protagonistas en escenarios naturales, no como simple paisaje, sino como entorno natural, binomio en el que el hombre siempre deberá limitar su actividad, su contaminación ante una naturaleza pacífica y proveedora de vida.

Las historias del estudio Ghibli han podido llegar a diferentes países, y en occidente hemos podido tener acceso a ellas gracias a que su distribución la lleva a cabo los estudios Disney en América. Sin duda cuando escuchamos la palabra Ghibli nos llega a la mente un enorme Totoro y su creador: Hayao Miyazaki, pero tomemos en cuenta que no todas las películas de este estudio han sido realizadas por él, aunque éste sea el más conocido y más exitoso en Japón y en el mundo.



Los directores de las películas del studio Ghibli han sido pocos, aunque comparten temas en común tienen visiones diferentes. Isao Takahata, co fundador del estudio y compañero de Miyazaki, desde comienzos del estudio ha realizado su labor como director, y quizá su obra más famosa de él y del estudio es La tumba de las Luciérnagas (1988), pero al mismo tiempo comparte una visión diferente con su historias: Recuerdos del ayer (1991), Pompoko (1994), y por último, la aclamada El cuento de la princesa Kaguya (2013), nominada a diversos premios de cine. Yoshifumi Kondo, director de Susurros del corazón (1995), era una gran promesa para el estudio, pero lamentablemente falleció dejando sólo un trabajo suyo. Hiroyuki Morita, Hiromasa Yonebayashi y Gorō Miyazaki son la visión más joven que tiene el estudio Ghibli, y sus películas también ha dado de qué hablar en diferentes festivales de cine.

El viento se levanta (2013) fue la última película dirigida por Miyazaki antes de su jubilación. Ese mismo año también apareció El cuento de la princesa Kaguya, con unos altos costes de producción y un fracaso comercial. El recuerdo de Marnie (2014) fue la última producción de Studio Ghibli antes de anunciar su parón creativo en cuanto a largometrajes, y la segunda aventura como director de Hiromasa Yonebayashi después de Arrietty y el mundo de los diminutos (2010).

 

Esta vez el estudio japonés volvió a arriesgarse adaptando la novela juvenil del mismo nombre de Joan G. Robinson, aunque trasladando sus personajes y la trama a un entorno japonés en vez de mantener el escenario británico original.



En 2016, Miyazaki declaraba que no podía mantenerse alejado de su trabajo y ya estaba inmerso en una nueva película que había titulado How Do You Live? (¿Cómo vives?). Toshio Suzuki (co-fundador del Studio Ghibli), reveló que Miyazaki estaba trabajando en la película para que su nieto lo recordara una vez este muera. Tras el regreso al trabajo de Miyazaki, el estudio reabrió sus puertas en 2017 con muchos de sus últimos colaboradores.

En enero de 2020 el estudio anunciaba oficialmente que estába trabajando en la producción de How Do You Live? (¿Cómo vives?), dirigida por Hayao Miyazaki y basada en la obra homónima de 1937 de Genzaburō Yoshino. Se encuentra en desarrollo pero que únicamente se ha completado el 15%, por lo que se espera que esté lista entre 2021 y 2022. A principios de este mes de julio de 2020, Studio Ghibli anunciaba también el lanzamiento de Earwig y la bruja, su primera película en 3D y realizada integramente por ordenador. Será dirijida por Goro Miyazaki, hijo del reconocido Hayao Miyazaki, el cual ha participado activamente en el desarrollo de la cinta. El film es una producción para NHK y se estrenará en el canal japonés este invierno.

Los más críticos con el estudio no han tardado en comentar que con este cambio o salto entre técnicas de animación el Studio Ghibli pierde toda su esencia. Podría ser, si lo miramos desde el punto de vista técnico, son procesos tan diferentes que lógicamente no se podrían valorar por igual a nivel de ejecución. Porque no es lo mismo dibujar fotograma a fotograma una película entera que usar herramientas digitales que permiten ir mucho más rápidos.

No obstante, para los artistas tampoco sería justo, porque más allá de la herramienta, el valor real lo aporta la visión de quien dirige el proyecto, quien crea la historia, quien la anima. Así que puede que la técnica cambie, tal vez sólo en esta película o poco a poco sea algo que progresivamente se use más, pero si el estudio mantiene esa capacidad de contar historias la esencia también se mantendrá intacta. Habrá que esperar a ver el resultado y qué significa de cara al futuro de Studio Ghibli: la fábrica de sueños japonesa.

 

 

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