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[RESEÑA] - 'Blade Runner' (1982), más allá de Orión.

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Título original: Blade Runner. País: EE.UU. Año: 1982. Duración117 min. DirectorRidley Scott. Guion: David Webb Peoples, Hampton Fancher (Novela: Philip K. Dick). Música: Vangelis. Fotografía: Jordan Cronenweth. Reparto: Harrison Ford, Rutger Hauer, Sean Young, Daryl Hannah, Edward James Olmos, Joanna Cassidy, Brion James, Joe Turkel, M. Emmet Walsh, William Sanderson, James Hong, Morgan Paull, Hy Pyke. Productora: Warner Bros. / Ladd Company / Shaw Brothers. Género: Ciencia ficción. Acción | Neo-noir. Thriller futurista. Cyberpunk. Distopía. Robots. Película de culto. Sinopsis: A principios del siglo XXI, la poderosa Tyrell Corporation creó, gracias a los avances de la ingeniería genética, un robot llamado Nexus 6, un ser virtualmente idéntico al hombre pero superior a él en fuerza y agilidad, al que se dio el nombre de Replicante. Estos robots trabajaban como esclavos en las colonias exteriores de la Tierra. Después de la sangrienta rebelión de un equipo de Nexus-6, los Replicantes fueron desterrados de la Tierra. Brigadas especiales de policía, los Blade Runners, tenían órdenes de matar a todos los que no hubieran acatado la condena. Pero a esto no se le llamaba ejecución, se le llamaba "retiro". Tras un grave incidente, el ex Blade Runner Rick Deckard es llamado de nuevo al servicio para encontrar y "retirar" a unos replicantes rebeldes. Estreno cines (EE.UU.): 25/06/1982. Estreno cines (España): 21/08/1982. Estreno Bluray (España): 12/02/2008.

 

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'BLADE RUNNER' (1982): MÁS ALLÁ DE ORIÓN.

La sala de cine está totalmente en oscuridad. Suena un lejano sonido de percusión, y unos créditos iniciales comienzan a aparecer en pantalla, mientras una melodía electrónica, pausada, ascendente y descendente como una respiración, nos va preparando para lo que circulará ante nuestros ojos durante las siguientes dos horas. Una tremenda explosión de fuego nos sorprende, y en apenas un segundo, somos transportados a la infernal Los Ángeles del año 2019. Un turbio horizonte de altas y oscuras torres, con más explosiones por aquí, y por allá.

 

Un vehículo aéreo Spinner pasa junto a nosotros con un sonido intenso. Al fondo, vislumbramos unas inmensas construcciones semejantes a los templos de un Dios, y de repente, el ojo del mismísimo ángel caído Roy Batty llena la pantalla mientras, tras descender de los cielos, contempla el infierno extendido ante él, como un reflejo de la fascinación del espectador ante un inicio fílmico tan sugerente y poético al son de la magistral composición de Vangelis.

Viendo Blade Runner, las sensaciones se amplifican, y sentimos más miedo que nunca ante esa imagen de un futuro equivalente al fin de la humanidad. Un futuro tan distante, oscuro y pesimista, y al mismo tiempo tan cercano y tangible, en el que los seres humanos han perdido hasta la noción de su propia muerte y de un tiempo que nunca es suficiente. Vemos cómo un cínico "Bladerunner" llamado Rick Deckard (Harrison Ford) le demuestra a una replicante sin conocimiento de serlo llamada Rachel (Sean Young) que no es humana y que todos sus recuerdos y experiencias no son reales... y sentimos la mayor de las tristezas existenciales por ella.

Vemos cómo un confuso Deckard colecciona recuerdos, sueña inconscientemente con la inmortalidad, y que de tan perdido no se da cuenta de que las constantes de los replicantes a quienes persigue son las constantes que también lo definen a él mismo... y sentimos empatía hacia él. Viendo Blade Runner, nos sentimos más dentro de la película que nunca, errando a través de esas sucias calles atestadas de individuos que van a lo suyo, respirando aire tóxico y enrarecido entre columnas de vapor y humo en una noche perpetua, rodeados de luminosos rótulos orientales, publicidad desmesurada, y protegiéndonos de la lluvia con nuestros paraguas luminosos.



Alzamos la mirada hacia donde el cielo siempre es oscuro, y entre innumerables anuncios videográficos que nos incitan al uso del tabaco y los anticonceptivos para intentar controlar la superpoblación, una voz electrónica desde un aeroplano nos sugiere huir hacia las colonias del Off-World, el "Mundo Exterior", donde hay terrenos libres, aire puro y oportunidades de vida. Pero en el fondo, sabemos que nunca podremos alcanzar ese sueño utópico y salir de este pedazo de roca industrializada y en decadencia llamada Tierra.

He perdido la cuenta de las veces que habré visto esas mismas imágenes durante los últimos años, pero lo que no olvidaré es que nunca antes de contemplarlas en la pantalla grande las había sentido de tal modo. Alcanzando un especial punto máximo durante la secuencia final en el Edificio Bradbury: el enfrentamiento final entre Deckard y Roy Batty (Rutger Hauer) en el que el cazador se convierte en la presa. Una secuencia que emana de principio a fin un amplísimo catálogo de sensaciones como la locura, el miedo, la desesperación, el dolor físico, el dolor espiritual, la nostalgia... e incluso el amor.

 

El amor de los replicantes por sus congéneres, por sus recuerdos y sus sentimientos. Y no sólo amor por la vida de cada uno... sino por todas. El fascinante Roy Batty, esclavo y ángel caído, concluye su trágico periplo personal habiendo alcanzado la mayor cota a la que puede aspirar la humanidad: la empatía. Y con ello, se prepara para aceptar su propia muerte, finalizando la secuencia con uno de los pasajes cinematográficos más evocadores que he visto en mi vida.

¿Qué esconde Blade Runner? ¿Qué oculta su aparente simplicidad argumental de corte “noir”, en la que un policía “Bladerunner” debe dar caza y “retirar” a cinco replicantes fugados y ocultos en una caótica Los Angeles del año 2019? ¿Qué la hace tan trascendental y poética? Intentemos llegar a alguna conclusión; pero antes de introducirnos en temas de tal profundidad, hagamos un repaso a la turbulenta historia de las distintas versiones por las que esta historia tuvo que atravesar.


1 - EL RODAJE:

Ridley Scott, que venía del infructuoso proyecto de trasladar Dune a la gran pantalla con la producción de Dino DeLaurentiis, aceptó encargarse del filosófico guion de Hampton Fancher y retocado por David Webb Peoples, basado bastante libremente en la obra de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Se iniciaba, de esta forma, un complejo rodaje que fue un cúmulo de avatares en el que prácticamente todo se le fue viniendo encima: problemas de financiación con los desconfiados productores, malas relaciones entre los actores, choques de ego, quejas de miembros del equipo hacia Scott, la apatía de un Harrison Ford hastiado de un rodaje aburrido y de un personaje que a cada nueva revisión de guion perdía heroicidad a pasos agigantados, e incluso el creciente parkinson de un Jordan Cronenweth (director de fotografía) cada vez más enfermo.



Una vez completado el complejo trabajo, por si fuera poco, Scott se vio ante la obligación por parte de los productores de mutilar su propio film, dado que el resultado final era demasiado oscuro y pesimista para los gustos acomodados de estos, temiendo que tanta complejidad y frialdad repercutiera negativamente en taquilla. La polémica escena del sueño del unicornio, que Scott rescataría en 1992, fue la primera secuencia en ser eliminada del montaje por ser "demasiado artística" y creer que no concordaba con el tono general.

En este punto, se hace necesario insistir en la originalidad de dicha escena, pues uno de los bulos más grandes generados a lo largo de internet en relación a Blade Runner afirma que se trata de una escena eliminada de un largometraje posterior de Scott, Legend (1984), y que la idea de incluirla para dar una vuelta de tuerca al personaje de Deckard le vino a la mente en 1992. Sin embargo, estas afirmaciones son totalmente erróneas.

 

No sólo la música de Vangelis que acompaña a esa escena es original de la época y no pertenece a ningún otro momento del film; también existen publicaciones de 1982 en las que el mismo Scott se refiere a la existencia de dicha escena antes de ser eliminada, y al propio mensaje que sugiere: que Deckard es un replicante, como analizaremos más adelante. De esta manera, las decisiones de los productores lograron acabar no sólo con la consistencia del film en su descripción de replicantes y humanos, sino con el golpe de ironía del final.
Blade Runner en serie anime | Cultture
La escena del Unicornio es original y no pertenece a la película Legend.

Otro de los grandes cambios a los que fue sometido el primer montaje consistió en la inserción de numerosos monólogos de voz en off del protagonista con la excusa de querer aportar al film un tono más "noir". Unos monólogos incómodos y redundantes cuyo único propósito era explicar lo que ya se sugería a través de las imágenes y que no hace falta explicar, haciendo de esta forma un film menos críptico y complicado, tal vez por causa de ese temor tan fuertemente arraigado en Hollywood a que los espectadores se vean obligados a pensar y deducir por ellos mismos.

 

Por si fuera poco, un último cambio fue la inclusión de un lamentable final feliz en la peor tradición del cine comercial, mostrándonos a los dos protagonistas juntos y felices con el objetivo de que los espectadores salieran del cine con una sonrisa en sus rostros. Para tal, se hizo uso de una explicación metida con el más grande de los calzadores (“Tyrell me dijo que Rachel era especial...”) y de escenas aéreas que eran meros descartes del inicio de El Resplandor de Kubrick, sin que se nos explicara de dónde sale ese impresionante paisaje verde, natural, boscoso y de aire puro, si a lo largo de todo el metraje se ha reiterado la idea de un mundo superpoblado y contaminado en su totalidad.

Estrenada en 1982, esta fue la versión que todos pudieron ver en cines, en televisiones y en su distribución en vídeo. Curiosamente, se trata de una versión que, hoy en día, bastante gente continúa considerando como la única y verdadera de Blade Runner aún a sabiendas de que fue el resultado de una mutilación ejecutada por los productores por motivos estrictamente comerciales; opinión supongo que debida, al menos en la mayoría de los casos, a conceptos subjetivos como la nostalgia o la costumbre. El total fracaso de taquilla y de crítica del film en el momento de su estreno es de todos bien conocido. Pero con el paso de los años, comenzó a alzarse entre un número cada vez más amplio de entornos y personas que descubrían que se trataba de una película más profunda de lo aparente.



1992 fue el año en que para celebrar el décimo aniversario de Blade Runner y editarla por primera vez en DVD, Ridley Scott se propuso a realizar las oportunas modificaciones para enseñar al mundo aquella que debería haber sido su propia visión del film, pudiendo por fin eliminar los elementos impuestos. Esto se debió a la fortuita aparición en los archivos de la Warner de una copia en mal estado de la secuencia inédita del unicornio, que al ser añadida acabó por desatar la polémica. 

 

El montaje fue conocido como Blade Runner: The Director’s Cut (el Montaje del Director). Pero a Scott no le fue concedido el tiempo suficiente para realizar todo cuanto tenía planeado, ni siquiera para restaurar debidamente la secuencia reaparecida, dando como resultado un “Montaje del Director” que en realidad lo era a medias, y que aunque otros pusieran las palabras en su boca, él jamás reconoció como tal.

Toda esta larga historia de batallas concluyó en 2007 en el 25 aniversario de la película, una vez los derechos del film se vieron libres de las manos de Jerry Perenchio y los demás productores. Así, Blade Runner: The Final Cut (el Montaje Final) es la versión supuestamente definitiva de esta obra maestra, gozando de una impecable limpieza de sonido e imagen (aún a costa de perder el ya familiar tono azulado de la fotografía por un tono más verdoso, que aporta al film un aspecto tal vez menos "bonito”, pero más opresivo y “tóxico”), y en la que se han ocultado digitalmente elementos como los cables de los Spinners aéreos, y especialmente solucionado los numerosos errores de continuidad del metraje: el rostro de Zhora (Joanna Cassidy) en la escena de su muerte, la boca de Harrison Ford durante su breve diálogo con el vendedor de serpientes, el primer plano de Roy en la cabina telefónica, etc.. 

2 - LA CINEMÁTICA:

Al hablar de Blade Runner, es imposible no referirse a la pulcritud que manifiesta en todos sus apartados técnicos. La atmósfera del film se ha convertido en una de las más conseguidas e influyentes del cine moderno; una perfecta envoltura conseguida gracias a la unión de la fotografía del gran Jordan Cronenweth, con esas gamas cromáticas de la ciudad y ese magistral uso de los claroscuros con los haces de luz; el diseño artístico del film, fantástico a la vez que verosímil (algo muy complicado de conseguir cuando hablamos de ciencia-ficción) gracias a la irrepetible unión de la imaginación del diseñador “futurista” Syd Mead, la del propio Ridley Scott y muchos más; la música de Vangelis, quien cohesiona todos estos elementos gracias a una partitura orgánica rica en infinitas variedades de sonidos, estilos, texturas y sensaciones; y por supuesto la planificación y dirección del cineasta británico, muy alejado de sus tristes toques "videocliperos" de la actualidad.



Ese perfecto equilibrio, logrado entre la extrema preocupación de Scott por todos los aspectos estéticos de la imagen y los recursos más aparentemente simples de un tipo de cine más impresionista y contenido, hace que se trate de una de las pocas películas de dicho director (al lado de Los Duelistas y de esa otra obra maestra titulada Alien) que no se ponen en entredicho por quienes vemos con escepticismo el resto de su filmografía hasta nuestros días.

Toda esta pureza artesanal sirvió, por otro lado, para redondear el ya de por sí buen trabajo de guion de Fancher y Peoples, excelente tanto en los grandes -y reales- conocimientos científicos en materia de genética que maneja, como por la magnitud de su mensaje y la poesía de su final.


3 - FILOSOFÍA Y SIMBOLOGÍA:

Otra de las grandes cualidades de Blade Runner, si no la que más, es suponer una disertación acerca de cuestiones filosóficas de primer grado, implícitas en nosotros, y que nos llevan atormentando desde que la humanidad adquirió el uso de la razón; así como por hacer que el espectador se sumerja tras su visionado en un tormentoso mar de preguntas sin respuesta acerca de la existencia (“¿de dónde venimos?”), nuestra propia identidad (“¿qué somos?”), y el final al que nos conducen nuestros caminos (“¿a dónde vamos?”, “¿cuánto voy a durar?”), algo que pocas películas como 2001: Una Odisea Del Espacio de Kubrick (manteniéndome dentro del género) consiguen transmitir.

Asimismo, Blade Runner es un film que juega mucho con el simbolismo. El grandísimo número de detalles, imágenes o elementos metafóricos y alegóricos que contiene, o que en su defecto creemos ver, refuerzan de alguna forma las cuestiones explicadas en el anterior punto y, al mismo tiempo, aportan a la película otro tipo de mensajes, como el religioso (las continuas referencias al Paraíso Perdido de Milton y el mito del ángel caído, el infierno representado en la ciudad de Los Ángeles, el énfasis de la película en los ojos y en el concepto de la inmortalidad, el intenso teocentrismo que rodea a la figura de Eldon Tyrell (Joe Turkell), el replicante Roy Batty presentándose ante su creador en busca de las Grandes Respuestas y su posterior descenso metafórico a los infiernos en el elevador, la paloma blanca ascendiendo tras su muerte, etc.), el mitológico (el tantas veces tocado discurso de la creación contra su creador… o en esencia el del Hombre contra Dios) e incluso el mensaje “Nietzschiano” (la muerte de Dios -Roy Batty matando a Tyrell- y la posterior consecución del "Superhombre" -las muestras de su poderío físico y su plena conciencia empática final-).




4 - LA PROFECÍA:

Como cualidad, también podríamos destacar su minuciosa visión sociopolítica y, como se suele decir, lo bien que veinticinco años atrás supieron anticiparse a problemas de triste actualidad. Pongamos como ejemplos la globalización, el hermetismo individual, la contaminación ambiental, la extinción progresiva de especies animales, la búsqueda cada vez más necesaria de lugares mejores que el mundo que nos rodea (las colonias del "Off-World"), las enfermedades y su cruel aprovechamiento con fines comerciales (tal es una de las posibles lecturas del caso de J.F. Sebastian y su dolencia degenerativa, posiblemente aprovechada para el control de los replicantes).

 

La corrupción de elementos culturales como el lenguaje (ese idioma urbano, amalgama de muchos otros) o las tradiciones (esas Geishas fumando y tomando anticonceptivos), la cada vez mayor dominación de oriente sobre occidente, la inmigración (¿Qué es Deckard sino un agente encargado de cazar y "retirar" -brillante eufemismo- a inmigrantes ilegales?), los peligros de jugar a ser Dios con la ciencia, el auge de los sistemas totalitarios más o menos encubiertos (la continua presencia de policías por las calles de la ciudad), y hasta el perenne uso del esclavismo (los replicantes en las colonias). 




5 - REALIDAD E IDENTIDAD: ¿Es Deckard un replicante?

Finalmente, y no por ello menos importante, la otra gran cualidad es la confusión de identidades de los protagonistas y lo magistralmente bien utilizada que está a lo largo del metraje de cara al espectador. Una trama que, al lado de la descripción que se hace de la aséptica sociedad humana del futuro, es probablemente el más importante punto de contacto del film con la obra literaria en general de Philip K. Dick.

Cuando comienza Blade Runner, creemos que los replicantes son algo semejante a cyborgs asesinos sin piedad. Sin embargo, cuando concluye, acabamos con la sensación no sólo de que así son en realidad los humanos, sino que la línea que separa ambas identidades (humana y replicante) es tan fina que tal vez ni siquiera exista, pues ambas funcionan a modo de metáfora del ser humano, diferenciando entre quienes han perdido todo rasgo de humanidad y quienes todavía son capaces de sentir como tal.

 

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Para intentar analizar este proceso de "metamorfosis" de replicantes que acaban por ser más humanos que los propios humanos, debemos meternos de lleno en la célebre y persistente polémica que atañe desde 1982 al personaje principal: ¿es Deckard un replicante, o es un humano? Y para tal, debemos regresar a la anteriormente mencionada escena del Unicornio. En el Blade Runner FAQ se destacan, a propósito de la misma, las siguientes interesantes y reveladoras declaraciones de Ridley Scott publicadas en el reportaje "The Blade Cuts", del número 51 de Noviembre de 1982 de la revista inglesa Starbust:

Scott: ...has visto la versión [del guión] con el unicornio?
McKenzie: No...
Scott: Creo que la idea del unicornio es fantástica...
McKenzie: La diferencia obvia es que el mismo Deckard es un replicante.
Scott: Si. Es lógico, en particular si estás haciendo un film noir, puedes seguir en esa línea, y que el personaje central pueda, de hecho, ser lo que persigue...
McKenzie: ¿Has rodado ya la escena en el claro con el unicornio?
Scott: Totalmente. Se recortó en la película, y creo que funcionaba a la perfección. Deckard estaba sentado, tocando el piano bastante mal por estar bebido, hay un momento en que se queda traspuesto y entramos en las escenas del unicornio surgiendo del bosque. No es subliminal, pero es una escena muy corta. Volvemos a Deckard y no hay absolutamente reacción ante eso, simplemente la escena sigue. Ahí es donde reside toda la idea del personaje de Gaff con su papiroflexia -- la gallina y el pequeño hombre "empalmado", de manera que la figura del unicornio te dice que Gaff ha estado allí. Una de las interpretaciones de la película se refiere a pensamientos privados y recuerdos, así que ¿cómo sabía Gaff que ciertos pensamientos propios de Deckard eran sobre un unicornio? Es por ello que Deckard sacude su cabeza así [refiriéndose al asentimiento de Deckard tras recoger el unicornio de papel]." [...]
McKenzie: ¿Te desagrada que las referencias a que Deckard sea un replicante ya no estén?
Scott: La sugerencia sigue ahí. ¡Los franceses la pillaron en seguida! Creo que es interesante que pueda serlo.


(Fuente: Blade Runner FAQ).

Según esta entrevista, la respuesta a la polémica pregunta sobre la identidad de Deckard es, indudablemente, sí. La versión original del film de 1982 eliminaba la escena clave de esta sugerencia, pero mucho antes de la aparición del montaje de 1992, las sospechas ya habían comenzado a extenderse entre los aficionados gracias al gran número de detalles del film que respaldan este hecho. Como tampoco es concluyente, podemos afirmar que esta versión manipulada mantiene una cierta ambigüedad, dejando la respuesta al antojo de las preferencias de cada uno. No obstante, en la versión definitiva de Blade Runner que es el Final Cut, esta idea se presenta de una forma muy clara.



Para empezar, hay ciertos detalles repartidos a lo largo del metraje que funcionan a modo de indirectas dirigidas al espectador: no sólo la pregunta de Rachel sobre si alguna vez Deckard se ha aplicado el test a sí mismo, o la frase del jefe Bryant “Vamos, Deck, necesito al viejo Bladerunner”. También se nos dice que los replicantes coleccionan “preciadas fotografías”, y el piano de Deckard está totalmente cubierto de recuerdos y memorias de esa clase. Por no mencionar la escena en que, muy sutilmente, al Bladerunner le resplandecen los ojos como sucede con los demás seres artificiales mostrados en el film.

En segundo lugar, existe otra serie de detalles a los que la gente no les suele prestar atención y pasan desapercibidos. Conforman la notable transformación psicológica de Deckard a lo largo del metraje, quien, por explicarlo sirviéndome de la ironía del film, se humaniza “pasando de humano a replicante”. Cuando comienza la película y no tenemos ningún motivo para pensar que Deckard puede ser un replicante, se comporta tal y como los demás humanos: es una persona fría, metódica, solitaria e incluso cruel, carente de empatía. No obstante, a medida que se desarrollan las situaciones a las que se ve enfrentado (y mientras, paralelamente, comprobamos que los replicantes son cada vez más un cúmulo de emociones y se muestran, tal y como dice el lema de la Tyrell Corporation, “más humanos que los humanos”), Deckard comienza a mostrar progresivamente sus sentimientos: el miedo, el dolor, las dudas sobre sus propios métodos... y el amor.

No puede, por lo tanto, ser un humano por la sencilla razón de que estos, todos, son descritos como una sociedad de seres deshumanizados. Y si lo fuera, Deckard representaría entonces una especie de excepción heroica a la regla que, admitámoslo, conduciría el mensaje de la película hacia un callejón sin salida. Ese hipotético toque Hollywoodiano de “última esperanza” representado por un humano que todavía conservara su esencia, no casaría en absoluto en una película como Blade Runner. Deckard es un replicante porque, de este modo, todas las piezas mostradas y sugeridas a lo largo del film encajan a la perfección.

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Y en tercer lugar está, claro, la anteriormente referida escena del sueño del unicornio, y la conclusión final con el origami que Gaff (Edward James Olmos) deja a las puertas del apartamento. Las tres figuritas de papel que este misterioso personaje (el más “Orwelliano” del film, pues no deja de vigilar todos los movimientos de Deckard apareciendo en todos los puntos de inflexión del guion) hace en la película, son representaciones de los estados psicológicos de Deckard en cada momento. La gallina que hace en la comisaría al principio del film tiene que ver con la negativa de Deckard de aceptar la misión, sugiriendo que no lo hace por cobardía. La segunda figurita, la del hombrecillo con el miembro izado al viento, quizás quiere sugerir que Gaff conoce los sentimientos internos que Deckard ha comenzado o eventualmente comenzará a sentir por Rachel. Y finalmente tenemos el unicornio, ser mitológico símbolo de la eternidad, y que nos deja al mismo tiempo tres mensajes distintos:

1).- Gaff sabe de la preocupación de Deckard por la efímera vida de Rachel (“¡Es una pena que ella no pueda vivir!”);
2).- ha estado en el apartamento de Deckard, pero les da una oportunidad de vivir o un margen de tiempo para huir, una vez Deckard y Rachel se convierten en fugitivos;
3).- y por supuesto, que conoce los sueños más íntimos y personales de Deckard, revelándole su verdadera naturaleza de replicante.

Merece la pena destacar que, al hilo de este último punto, Gaff hace con Deckard exactamente lo mismo que este hace con Rachel cuando le revela cruelmente que ella es una replicante. Él ha leído los informes de Rachel, y conoce hasta el más íntimo de sus recuerdos, lo cual puede explicar, a su vez, por qué Gaff conoce los sueños de Deckard. De hecho, todo cuanto sucede con Rachel funciona como una especie de anticipación de lo que sucede posteriormente y a un nivel más amplio con Deckard. Las situaciones de ambos forman un perfecto paralelismo, hasta tal punto que una de las fotografías que cuelgan del piano de Deckard muestra un porche totalmente idéntico al de la fotografía de Rachel con su madre. Y la progresión “in crescendo” en la que, en este sentido, se va narrando la confusión de identidades primero de ella, y paralelamente la de él, es simplemente magistral por parte del realizador y el guionista.

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Cuando nosotros creemos que es una mujer normal y corriente (y ella también lo cree), se comporta de una manera fría y mecánica como una humana. Pero cuando sospecha de sí misma y finalmente Deckard le revela su verdadera naturaleza, Rachel da rienda suelta a sus sentimientos: las dudas, los llantos, el dolor y el amor. Todo ello reflejado en ese maravilloso segundo encuentro en el apartamento de Deckard (una de las escenas más intensas de la película) en el que, en el colmo de la ironía, nos asombramos ante la trascendental metamorfosis de Rachel: en apenas segundos, deja de ser un “muñeco humano” de cabello perfectamente repeinado, piel brillante como el plástico y de ángulos rectos y forzados (esas hombreras), para “transformarse” en una replicante absolutamente humana, bella, sensual, y de emociones tan desatadas como su cabello. Una escena tan trascendente, tan cargada de significado y resuelta con tal sencillez que es de asombro.


6 - FRACASO EN TAQUILLA:

Es curioso cómo algunas películas que en su momento fueron un monumental fracaso, con el paso del tiempo se convierten en clásicos indiscutibles del Séptimo Arte. Es exactamente lo que ocurrió con “Blade Runner”. Aun habiendo sido interpretada por un actor en alza y dirigida por un cineasta muy bien considerado en sus inicios, fue ignorada por la taquilla de una manera desconcertanteHarrison Ford acababa de protagonizar dos súper taquillazos como “La Guerra de las Galaxias” (1980) de George Lucas y “En Busca del Arca Perdida” (1981) de Steven Spielberg; indiscutiblemente era el actor del momento. Ridley Scott asombró propios y extraños con dos obras de la categoría de “Los Duelistas” (1977) y “Alien, el Octavo Pasajero” (1979), erigiéndose como uno de los cineastas emergentes de finales de los 70.

Parece ser que 1982 no era un buen momento para que “Blade Runner” calara en los espectadores de una década dominada por las superproducciones palomiteras y en la que los directores echaron a perder todo el poder que habían conseguido en los 70. La libertad creativa se había ido al garete, ya que los productores no volvieron a soltar este poder viendo las terribles consecuencias que tenía dar rienda suelta  a mentes tan volátiles como la de un director de cine genial. Afortunadamente, por aquel entonces Ridley Scott era un director repleto de ideas para salvar escasez presupuestaria a la que se iba a enfrentar “Blade Runner”, provocada por un argumento medio filosófico, medio existencial, que pocos querían financiar.

 

Take a Walking Tour of the Blade Runner Locations in LA

 

Lo que Scott plantea en su película podría ser trasladado perfectamente a los sentimientos que muchos seres humanos experimentan al pensar que su destino está escrito. Pero en el caso de los Nexus 6, se trata de una muerte programada, una existencia con fecha de caducidad. Al ver la película una y otra vez, hay un pensamiento que no podemos eludir: ¿Cómo me sentiría si supiera exactamente cuándo voy a morir? ¿haría algo para evitarlo? Precisamente ésta es una de las cualidades de la novela de Philip K. Dick; en ella no hay buenos ni malos, hay una lucha feroz por la supervivencia y el deseo de trascender. Esta circunstancia dota a la película de una nueva dimensión. Pero a pesar de no poder culpar a los replicantes de sus actos desesperados, nos ponemos del lado de Deckard. Podríamos culpar a la industria que construye esos engendros dotados de una peligrosa inteligencia artificial y sentimientos, pero decidimos apoyar a los nuestros, a los seres humanos.

Al final Scott y sus guionistas ponen las cosas en su sitio. Según algunos, entre los que me encuentro, el último plano deja claro que Deckard es un replicante, echando por tierra los sentimientos de rechazo que a lo largo de la película muchos sienten hacia los Nexus 6, y obligándonos a un replanteamiento de los acontecimientos que hemos presenciado. ¿A caso no buscamos nosotros posponer nuestra fecha de caducidad a través de la medicina, ante la desesperación del final de nuestra existencia? Probablemente este fuera el gran problema de “Blade Runner” en su momento: la angustia existencialista estaba muy lejos de las mentes, que conformaban una sociedad obsesionada con el placer inmediato.

La dirección de Ridley Scott alcanza unas cotas de perfección que nada tienen que ver con sus últimos 25 años de trabajos mediocres. La atmósfera que construye desde el principio es determinante para provocar en el espectador un estado de ánimo idóneo para disfrutar pausadamente de cada uno de los detalles que inundan el metraje de esta película. Un futuro frío, lleno de luces artificiales, mojado por una lluvia incesante y globalizado hasta la saciedad, y un personaje como Deckard, solitario, sin ilusiones, que vive el día a día sin saber como acabará sus días…o ¿tal vez sí lo sabe?

 


El guion de David Peoples ('Sin Perdón') y Darryl Ponicsan ('El Último Deber'), basándose libremente en la novela corta de Phillip K. Dick '¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?', crea unos personajes muy carismáticos e inolvidables. Roy Batty (Rutger Hauer), jefe de los Nexus 6, perseguido por Deckard (Harrison Ford), el Blade Runner más experimentado; J.F. Sebastian (William Sanderson), entrañable personaje capaz de entender la angustia de los replicantes, ya que sufre una enfermedad degenerativa por la que envejece vertiginosamente; Gaff (Edward James Olmos), misterioso personaje cuya participación es mínima, pero clave para entender la película.

Afortunadamente, el tiempo ha hecho justicia a esta obra maestra y a día de hoy es considerada una de las mejores obras de ciencia ficción de todos los tiempos.  Su estética vanguardista; un diseño de producción que, una vez visto, es imposible de olvidar; una mundo repleto de luces, pero sobre todo de sombras, como cada uno de sus habitantes; una realidad llena de contradicciones, no solo en los personajes que la habitan, sino en la interpretación que el espectador hace de los sucesos que acontecen en ella. Para la historia queda ese apoteósico e imprevisible desenlace, rematado por un plano y un discurso final ya legendarios. Todos estos elementos hacen de 'Blade Runner' una obra maestra absoluta de obligado visionado y revisionado.


7 - REFLEXIONES:

Blade Runner es una película que, cada vez que la veo, más me hace reflexionar. No sólo en el oscuro y pesimista futuro que paso a paso ayudamos a construir. También me hace pensar en el tiempo. Me hace recordar que todos somos seres efímeros, y un día desapareceremos. ¿Cuánto tiempo me queda hasta entonces? ¿Me parecerá insuficiente el tiempo que he tenido? ¿Y a dónde se irán todas esas experiencias, todos esos recuerdos y todo el amor que habré sentido y que en estos momentos me son tan preciados?



En estos tiempos en que somos cada vez más conscientes de enfermedades degenerativas todavía sin cura como el alzhéimer, pocas cosas nos pueden parecer más injustas y crueles que el perder nuestros propios recuerdos; todas aquellas experiencias que, cual ladrillos de una estructura, conforman pieza por pieza lo que somos cada uno de nosotros como personas. Al igual que el mito de la caverna de Platón, Blade Runner funciona como una parábola pesimista sobre el ser humano y sobre el valor de todo aquello que nos hace como tales y nos estimula a mirar más allá, frente a un mundo que, cada vez más y más, se ahoga en su propia deshumanización.

Las inmortales palabras finales de Roy Batty llorando en la lluvia resonarán por siempre en mi cabeza: "He visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir". (D.E.P. Rutger Hauer 1944-2019).

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ANEXO 1 - ¿Cuál es la mejor versión de 'Blade Runner'?:

Es increíblemente difícil quedarnos con una versión definitiva de ‘Blade Runner’. Y ni siquiera hemos tenido en cuenta todas las que podría llegar a haber: se dice que Ridley Scott presentó un primer montaje de más de cuatro horas a los ejecutivos del estudio (la Versión #0, pues). En el fondo, lo importante es ver qué cambia fundamentalmente de una versión a otra.

Si somos honestos, hay algunos que no cuentan: el workprint es simplemente una versión sin acabar del Montaje del Director, así que lo consideraremos como tal. La Preview de San Diego y la Versión de la CBS son meras anécdotas. Lo mismo va para la Versión #3, que ya ha sido sustituida a efectos prácticos por la versión internacional de 1982. Así que eso nos deja con tres montajes principales: el estrenado en cines originalmente, la Versión del Director de 1992 y el Final Cut de 2007. O quizá haya sólo dos (el cinematográfico y el Final Cut), con la Versión del Director como mero montaje-puente entre ambos.

Algunos espectadores siempre echarán de menos la voz en off, por mucho que Ridley Scott y Harrison Ford insistan en que fue una capitulación humillante. Otros seguirán adorando siempre el contraste que ofrece el final feliz en el bosque. Y la mayoría insiste en que el unicornio y las dudas que siembra sobre la identidad de Deckard son un capricho del director que interfiere con si visión original de la película. Así que quizá la verdadera versión definitiva de ‘Blade Runner’ la tiene que montar cada fan en su cabeza.



MONTAJE #1 WORKPRINT PROTOTYPE:

· Características: Marzo de 1982, 113 minutos.
· ¿Se puede ver?: Sí, está incluido en la Ultimate Collectors Edition de 2007.

· Descripción general: Todo empezó con una primera versión muy poco trabajada del montaje, concebida por Warner como material para test screenings (pases previos al estreno de una película, ante una audiencia seleccionada como parte de un grupo de control). Los espectadores de Dallas y Denver pudieron ver ‘Blade Runner’ antes que nadie, pero las secuencias estaban ensambladas unas con otras a toda prisa, la calidad de imagen y sonido era muy mejorable, los créditos finales aún no habían sido incorporados y Vangelis aún no había terminado su banda sonora, así que el workprint tenía sobre todo música de la banda sonora que Jerry Goldsmith compuso para ‘El planeta de los simios’. Las opiniones del público a la salida de esos pases previos fueron un desastre, así que Warner obligó a Ridley Scott a aceptar sus notas para un nuevo montaje (que, probablemente, concibiesen como definitivo…).

· Pros: El final feliz postizo se rodó como parte de esa estrategia del estudio para hacer la película más simpática de cara al espectador medio, así que no aparece en el workprint. Tampoco hay rastro del sueño del unicornio, del que hablaremos más abajo.

· Contras: Es un montaje previo muy poco trabajado, con una calidad de imagen tan baja que tu televisor te preguntará, entre lágrimas, qué te ha hecho para merecer esto. Además, el cartel inicial donde se explica el origen de los replicantes no está: en su lugar, leemos la definición de “replicante” que se ofrece en el diccionario.

MONTAJE #2 PREVIEW DE SAN DIEGO:

· Características: Mayo de 1982, alrededor de 116 minutos.
· ¿Se puede ver?: No.

· Descripción general: Warner y Scott ya casi habían terminado de trabajar en su versión para cines de ‘Blade Runner’ cuando decidieron mostrarla ante público de prueba una última vez. Fue en el cine 21 Theater de San Diego, y todos los testimonios coinciden en que la versión fue casi idéntica al Montaje #3, que se estrenaría un mes después en todo Estados Unidos. Las notas a la salida del pase fueron considerablemente más positivas que las del workprint.

· Pros: Los coleccionistas de la película están algo obsesionados con la preview de San Diego: incluye tres pequeñas escenas que no han aparecido en otra ninguna versión, ni siquiera en el Final Cut. Se trata de un nuevo plano de introducción para Roy Batty, un pequeño momento de agonía de Deckard durante la batalla final y un plano muy abierto del coche atravesando el bosque durante el epílogo.

· Contras: En realidad, es tan parecida al Montaje #3 que no merece la pena rastrearla, salvo que seas un fan fatal y no te conformes con nada hasta haberlo visto todo.

MONTAJE #3 VERSIÓN PARA CINES (EEUU):

· Características: Junio de 1982, 116 minutos.
· ¿Se puede ver?: Por supuesto, aunque no siempre fue así. Warner la lanzó en VHS y Betamax en 1983, pero no se pudo ver en DVD hasta que fue incluida en la Ultimate Edition de 2007.

· Descripción general: Es la versión de la película que los espectadores norteamericanos aprendieron a amar (y convirtieron en obra de culto de la ciencia-ficción). Su principal diferencia con el workprint es la narración en off de Harrison Ford y el final feliz, dos decisiones que Warner impuso a Ridley Scott tras ver cómo el público de prueba coincidía en que la película era difícil de entender y deprimente. Philip K. Dick, autor de la novela original, murió en marzo de 1982, así que nunca llegó a ver este montaje considerado canónico: lo más probable es que le pusieran una versión del workprint aún menos acabada que la que nos ha llegado. Aún así, el escritor dio su visto bueno a Scott.

· Pros: Depende de con quién hables. Muchos fans de ‘Blade Runner’ consideran que los cambios impuestos por el estudio fueron para mejor: la voz en off ayuda a entender y contextualizar mejor la trama, además de darle a la película un halo de cine negro clásico. Y el epílogo podría ser un cierre mucho más apto que el preferido por Scott, tan abrupto que nos hace pensar si es realmente un final.

· Contras: Luego están, claro, los que consideran que el happy ending en el bosque es un pegote indigno, sin relación con los opresivos espacios urbanos de Los Angeles en 2019. Y puedes defender la voz en off como idea, pero su ejecución es pésima: siempre se ha rumoreado que Harrison Ford tenía tan poca gana de cumplir con ese compromiso contractual que grabó sus líneas de la forma más monótona imaginable, con la esperanza de que Warner no las pudiera usar.

MONTAJE #4 VERSIÓN PARA CINES (INTERNACIONAL):

· Características: 117 minutos, pero su fecha de estreno dependió de cada país. A España llegó el 21 de agosto de 1982.
· ¿Se puede ver?: Sin problemas en la Ultimate Edition de 2007. También es la versión que pusieron alguna que otra vez en La 2 desde finales de los 80 hasta mediados de los 90, pese a que Ridley Scott ya había estrenado su Montaje del Director para entonces.

· Descripción general: La MPAA, responsable de la calificación por edades de las películas en Estados Unidos, eliminó algunas escenas violentas del Montaje #3, pero el resto de países sí pudieron ver sangre en el estreno de ‘Blade Runner’. Por tanto, diferencias meramente superficiales entre estas dos versiones.

· Pros: Los fans norteamericanos tenían tantas ganas de ver, por ejemplo, a Batty metiéndole los pulgares en los ojos a Tyrell que Warner acabó lanzándola como una “Versión sin cortes” en VHS y laser-disc (como parte de la colección Criterion). También era la versión que emitía allí la HBO. Así que sí: lo mismo, pero con más violencia.

· Contras: Warner volvió a sacar este VHS sin cortes en 1992, bautizándolo como “Edición 10 Aniversario”. El problema es que ese fue el mismo año del Montaje del Director, lo que contribuyó a la confusión general. Aún más.

MONTAJE #5 VERSIÓN PARA TELEVISIÓN (CBS):

· Características: Emitida por primera vez en febrero de 1986, 114 minutos.
· ¿Se puede ver?: No está incluida en la Ultimate Edition y las televisiones norteamericanas no la emiten desde hace muchos años. Hemos oído rumores de que Internet te puede proporcionar una copia, si sabes dónde buscar…

· Descripción general: Es una práctica habitual en cadenas mayoritarias como la CBS. Se coge una película amada por el espectador televisivo, pero llena de palabrotas, y se ordena redoblar algunos diálogos para proteger al espectador de esos tacos tan horribles. También se eliminan algunos desnudos, por el amor de Dios. Es decir, que la Versión para Televisión es exactamente igual que la #3, pero se la puedes poner a tu sobrino.

· Pros: No muchos. Ninguno, a decir verdad. ¿Alguien necesita ver una versión de ‘Blade Runner’ en la que los tacos han sido sustituidos por palabras que suenan más o menos igual y las escenas de Zhora en la camerino están recortadas para mostrar solamente su cara (con la lógica pérdida de calidad de imagen?). Una vez más, sólo tiene interés para los cazadores de rarezas.

· Contras: Que muchos espectadores de Estados Unidos accedieran a la película por primera vez en este estado.

MONTAJE #6 VERSIÓN DEL DIRECTOR:

· Características: Septiembre de 1992, 116 minutos.
· ¿Se puede ver?: Sin problema alguno en la Ultimate Edition y en todas las ediciones en DVD anteriores a 2007.

· Descripción general: 1989. Michael Arick, experto en preservación y restauración de películas, estaba buceando en unos archivos cuando descubrió una copia del workprint en 70 mm. Enseguida se corrió la voz y un cine de Los Angeles se mostró interesado en exhibirla, como parte de un festival que estaba preparando para la primavera de 1990. Se dice que muchos espectadores fueron a ver allí ‘Blade Runner’ sin saber que se trataba de esta versión (dada por perdida) de ‘Blade Runner’: se volvieron, comprensiblemente, locos. Warner Bros. supo inmediatamente que le había tocado la lotería y empezó a mover más pases del workprint por otros cines de Estados Unidos, vendiéndolos como si fuera el montaje del director. El director, por supuesto, montó en cólera cuando se enteró, así que Warner negoció con Ridley Scott un regreso a la sala de montaje para hacer una auténtica Versión del Director a partir del workprint. Con la ayuda de Arick y de Les Healey, su asistente de montaje original, Scott tuvo terminado un nuevo montaje en 1992, justo a tiempo para celebrar el décimo aniversario. Se estrenó en los cines de todo el mundo.

· Pros: La voz en off y el epílogo en el bosque desaparecieron por completo, algo que hizo felices a muchos fans que no conocían una versión de ‘Blade Runner’ sin estos dos elementos. Scott siempre los odió, así que se mostró muy feliz cuando le permitieron eliminarlos para siempre.

· Contras: La gran paradoja de la Versión del Director es que Scott nunca estuvo del todo conforme con ella. Sus compromisos con ‘Thelma y Louise’, además de la escasez de medios que Warner puso a su disposición, le impidieron introducir todos los cambios que le hubiese gustado. Por supuesto que prefería este montaje al estreno en los cines, pero aún así… El único metraje nuevo que pudo incorporar consintió en la secuencia onírica del unicornio, que un sector de los fans recibió como un jarro de agua fría por sus enormes implicaciones…


MONTAJE #7 THE FINAL CUT:

· Características: Octubre de 2007, 117 minutos.
· ¿Se puede ver?: La Ultimate Edition se lanzó precisamente para eso (los otros montajes se incluyen a modo de extra adicional).

· Descripción general: La espinita seguía clavada en su corazón, así que Scott empezó a trabajar en secreto en lo que podría ser un montaje realmente definitivo de ‘Blade Runner’ a principios de los 2000. Él y el restaurador cinematográfico Charles de Lauzirika se presentaron ante Warner con la idea en 2001, pero no contaban con una serie de problemas legales que les impidieron volver a trabajar hasta 2006, cuando el estudio consiguió por fin ostentar el cien por cien de los derechos de explotación de cara a un reestreno por su 25 aniversario. Este Final Cut incluye una versión expandida del sueño del unicornio, que siempre se rumoreó que provenía de descartes de ‘Legend’, más un montón de pequeños ajustes de imagen y sonido. La fotografía es menos oscura, permitiéndonos descubrir detalles inéditos en las esquinas de algunos planos. Además, la actriz Joanna Cassidy pudo rodar una nueva versión de la muerte de Zhora. Ridley Scott asegura que esta, por fin, es la versión buena. No tiene pensado hacer ninguna más.

· Pros: ‘Blade Runner’ nunca ha lucido tan bonita. Por su el transfer digital y la nueva mezcla de sonido no fueran suficientes, las pequeñas alteraciones que Scott introdujo aquí y allá dan más coherencia a su universo. Además, si nos tenemos que fiar de sus palabras, las anteriores versiones sólo eran aproximaciones a lo que tenía en su cabeza, así que no necesitamos tenerlas en cuenta.

· Contras: El unicornio parece ser un problema. Es probable que Ridley Scott no tuviera la idea de convertir a Deckard en replicante hasta 1992 en la Director's Cut, cuando ya había escuchado algunas teorías locas de sus fans. Harrison Ford asegura que nunca se habló de eso en la preproducción ni en plató, y que él siempre lo interpretó como a un humano. Por tanto, la única forma que Scott tenía de introducir esta sugerencia era a través del montaje en la Director's Cut

 

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ANEXO 2 - Curiosidades sobre 'Blade Runner':

- La larga transición a la pantalla: muy lejos todavía de la fama que le llegaría de forma póstuma (gracias, por cierto, a las adaptaciones de su obra al cine), Philip K. Dick publicó su novelita ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? en 1968. El libro, que mezclaba las paranoias futuristas del autor con las constantes de un relato policíaco, atrajo la atención de varias figuras de Hollywood, algunas con tanto caché como Gregory Peck, quien se mostró muy interesado por su mensaje ecologista. Y también, todo hay que decirlo, la de un director novato llamado Martin Scorsese, quien no pudo hacerse con los derechos por falta de fondos. Aun así, el proyecto pasó por una larguísima travesía del desierto, que habría de durar más de una década, y que sólo tuvo visos de terminar cuando, en 1977, el productor Michael Deely compró un libreto escrito por Hampton Fancher, guionista debutante que jamás volvería a firmar un trabajo de envergadura.

- El tebeo que lo cambió todo: A Ridley Scott, un director inglés con mucha reputación en el campo publicitario, la ciencia-ficción no le gustaba demasiado. Pero si gozaba de crédito en Hollywood se debía a ella, y más concretamente a la visión del género que había entregado en Alien, su segundo largometraje. Cuando le llamaron para dirigir Blade Runner, Scott acababa de salir con cajas destempladas de uno de tantos intentos por adaptar Dune al cine (ese que, con resultados de todos conocidos, retomaría David Lynch) y su llegada a la producción obró como el proverbial elefante en la cacharrería: además de exigir un incremento en el presupuesto y una reescritura del guion de Fancher (el encargado de esta última sería David Peoples, futuro libretista de Sin perdón), el cineasta llevó consigo un libro de estilo en forma de cómic. Se trataba de The Long Tomorrow, una historieta firmada por sus colegas de Alien Moebius y Dan O’Bannon.

- El escritor yonqui vende su título: todos estamos de acuerdo en que ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? no es, precisamente, el título más pegadizo de la historia. Por ello, el proyecto para adaptar la novela al cine necesitaba ser rebautizado: tras el primerizo Dangerous Days (que, finalmente, serviría para titular un making of de la película) se optó por comprar el nombre de un guion firmado por el mismísimo William S. Burroughs. Tan drogadicto como Dick (aunque sus sustancias de cabecera fuesen otras), el autor de El almuerzo desnudo había titulado así una historia de ciencia-ficción distópica basada en una novela de Alan E. Nourse. La cual, todo hay que decirlo, no tiene nada que ver ni con los replicantes, ni con los coches voladores, pero sí con la ingeniería genética.

- El laberinto del cásting: para interpretar a Rick Deckard, cazador de clones en crisis existencial, se barajaron los nombres de muchísimos intépretes. Tantos, de hecho, que si nos dicen que les practicaron el test de Voight-Kampf durante las audiciones, nos lo creemos. El que más cerca estuvo de hacerse con el papel fue Dustin Hoffman, pero también figuraron en la lista Robert Mitchum, Tommy Lee Jones, Christopher Walken, Gene Hackman, Jack Nicholson, Al Pacino, Sean Connery, Robert Duvall y un semidesconocido austríaco llamado Arnold Schwarzenegger. Eso por citar sólo a unos pocos de los más de 20 candidatos.

- El terrorífico sombrero de Harrison Ford: atendiendo a un consejo de Steven Spielberg, Scott se decidió finalmente por fichar a Harrison Ford: un actor de fama creciente, gracias a Star Wars, pero cuyo caché se mantenía (aún) en términos razonables. Eso sí, Ford acababa de rodar por entonces En busca del Arca perdida, y eso se tradujo en una anécdota que puso en jaque al departamento de vestuario. Dejemos que sea el propio Scott quien nos lo explique: “Harrison firmó su contrato [para rodar Blade Runner] en 1980, pero yo me lo encontré una noche después de un día de rodaje. Él condujo hasta Londres, y todavía no se había quitado el maldito sombrero que llevaba para hacer de Indiana Jones. Yo lo ví, y me dije ‘¡Oh, mierda!’, porque hasta entonces nos habíamos imaginado a Deckard con sombrero, como los detectives de las películas de cine negro”. La decisión de Scott tras ese chasco fue bastante pragmática: “Me dije, ‘bueno, si no hay sombrero, habrá que cortarle el pelo’. Y así nació el peinado de Rick Deckard”.

- ¿Cómo se viste un replicante?: muy fan por entonces del trabajo de Paul Verhoeven (¡vaya, qué casualidad!), Scott tenía muy claro que su actor fetiche, Rutger Hauer, debía dar vida a Roy Batty, el líder de los replicantes Después de firmar el contrato, Hauer decidió gastarle una broma al director presentándose ante él con las ropas que, a su juicio, debería vestir un esclavo clónico del año 2019: gafas de sol verdes “como las de Elton John”, pantalones de vinilo rosa y una camiseta blanca que dejaba ver su ombligo. Como guinda final, Hauer se dio un tinte de pelo rubio platino. Según el testimonio de una de las ayudantes de producción, Scott casi se desmaya del susto al verle de esa guisa.

- ‘El infierno de Ridley’: Aliado con el experto en efectos especiales Douglas Trumbull y el diseñador de producción (o, en como prefiere él mismo, “futurista visual”) Syd Mead, Scott echó el resto en todo lo referente a la ambientación y los efectos visuales. Además de un plató tan lleno de detalles que acabó siendo apodado ‘Ridleyville’, las joyas de la corona de Blade Runner fueron dos maquetas: una de ellas era una vista aérea de la ciudad, empleada para las secuencias de despegue y aterrizaje del spinner, y en cuya construcción se utilizaron piezas de desecho tales que un modelo del Halcón Milenario. La otra maqueta representaba el paisaje industrial en el que comienza la película, y en ella se pusieron a prueba técnicas de todo tipo, desde cables de fibra óptica (casi 10 kilómetros en total) para iluminar las ventanas de los edificios a un aceite mineral vaporizado que representaba la polución del aire. Tan ominoso resultó el producto final, que los técnicos lo llamaban ‘El Hades’ y ‘El infierno de Ridley’.

- Harrison contra Ridley (y contra Sean Young): jornadas de rodaje extenuantes, un director perfeccionista hasta lo maniático, un guion que no entendía casi nadie y constantes vaivenes en el presupuesto: decididamente, el rodaje de Blade Runner estuvo lleno de desgracias. Acentuadas, además, por un ‘pequeño’ detalle: al actor principal, la película le parecía una soberana bazofia. Además de Ridley Scott, quien estuvo peleándose con él desde el primer día de rodaje hasta el último, la mayor víctima del descontento de Harrison Ford fue Sean Young. Según varios testimonios, la intérprete de Rachael tuvo que sufrir continuos desplantes por parte de Harrison, algo que llegó a su paroxismo durante la escena en la que el detective y la replicante se enrollan en el apartamento de Deckard. De hecho, el productor Michael Deeley suele referirse a ese momento como “la violación en el pasillo”.

- Daryl se maquilla, y Rutger improvisa: mientras Harrison Ford, Sean Young y Ridley Scott libraban su guerra personal, los actores que daban vida a los replicantes parecían tomarse mucho más en serio la película. Además de sacarle partido a su entrenamiento como gimnasta, Daryl Hannah se jugó los ojos (literalmente) para la escena en la que su personaje se pinta la cara usando un aerógrafo: a fin de que la sirena de 1,2,3… ¡Splash! no corriera (demasiado) peligro, el maquillador Marvin Westmore tuvo que tomarla del brazo y guiar sus movimientos “como si fuera una marioneta”. En cuanto a Rutger Hauer, llevó su contribución mucho más lejos: el famoso soliloquio final de Batty fue parcialmente improvisado por él frente a la cámara. Por ejemplo, las palabras “Todas esas cosas se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia” no estaban en el guion de David Peoples, y salieron del magín del actor.

- La paloma que no quería volar: otra de las ideas que Rutger Hauer aportó al final de Blade Runner fue que Roy Batty tomase en sus manos a una paloma durante sus últimos momentos de vida. Ahora bien, por muy emocionante que resulte en la pantalla, eso no hizo más que añadir nuevas dificultades a la postproducción. Porque, como Ridley Scott comprobó muy a su pesar, “las palomas no vuelan cuando tienen las plumas mojadas”. “El pajarraco agitó las alas un par de veces, y saltó a las rodillas de Rutger, para de ahí bajar del suelo e irse caminando tranquilamente”, narró Scott años después, precisando que tuvo que remediar el chasco durante la postproducción, con un truco de montaje que, a su vez, provocó un fallo en el raccord de luz de la escena.

- Edward James Olmos habla otras lenguas: pese a que su papel de Gaff, el policía torvo y arribista, es más bien breve, Edward James Olmos se tomó su preparación con mucho rigor. De hecho, la interlingua (el galimatías de idiomas en el que se expresa el personaje) tomó forma tras unas cuantas visitas del actor a la academia de idiomas Berlitz de Los Ángeles. “Hablarlo era una putada y media, pero aportaba algo al filme”, comentó Olmos. Y, tras leer transcripciones tales que “Señor, adana kobishin angum bi-te” o “Capitán Bryant toka, meni-o mae-yo”, donde se combinan palabras en español, francés, chino, alemán, húngaro y japonés, no resulta difícil creerlo.

- ¿Dónde está el quinto replicante?: “Tengo a cinco pellejudos sueltos en las calles”, le decía el siempre desagradable capitán Bryant a Rick Deckard. Pero, un momento… ¿Cinco replicantes? ¿Por qué dice eso, si en el filme sólo salen cuatro? Pues se debe a la combinación de los inevitables cambios de guion a última hora y de los ya comentados apuros en el rodaje: además de un otro replicante (varón) que murió durante la fuga (“Se abrasó en un campo de fuerza”), en el guión de Fancher y Peoples figuraba un clon, una mujer llamada Mary, que debería haber sido interpretada por la actriz Stacey Nelkin. En plena producción, dicho personaje fue eliminado por problemas con el presupuesto. Y, por la misma razón, el diálogo entre Bryant y Deckard no volvió a rodarse. Lo cual provocó teorías conspirativas de todo tipo, la mayoría relacionadas con cierto unicornio de papel de plata…

- “¿Sí, jefe? ¡Mis cojones!”: una de las anécdotas más delirantes en un rodaje tan desquiciado como el de Blade Runner fue la llamada ‘Guerra de las camisetas’. Todo comenzó cuando, en una entrevista, Scott soltó que prefería trabajar con equipos de rodaje ingleses, “porque, cuando les dices algo, se limitan a decir ‘Sí, jefe’ y a obedecerte”. El personal de la película, que ya andaba bastante quemado por entonces, replicó presentándose en el plató vistiendo camisetas estampadas con la leyenda “Yes Guv’nor? My ass!”, cuya traducción aproximada al español sirve de título a este epígrafe. Scott y los demás miembros británicos del equipo contestaron, a su vez, con otras camisetas en las que se leía “La xenofobia apesta”.

- “Fluyan mis lágrimas”, dijo Philip K. Dick: en medio de tanto cataclismo, Blade Runner tuvo una rara fortuna: recibir la bendición del autor del libro original, un sujeto cuyas espantadas eran legendarias entre el fandom. Tras haber manifestado su rechazo al guion de Hampton Fancher (“Era como ‘Philip Marlowe contra Las mujeres perfectas”, bromeó), y habiendo comentado previamente que Alien no le gustaba un pelo, Dick fue invitado a visitar el rodaje por Ridley Scott, quien además le proyectó veinticinco minutos de película. Viendo los copiones, el escritor se emocionó hasta las lágrimas: “Era mi mundo interior: lo habían captado perfectamente”, afirmó más tarde, para después elogiar . Además, pese a que ¿Sueñan los androides…? y el argumento de la película se contradecían en muchos aspectos, Dick le quitó hierro al tema sentenciando que ambos textos eran “complementarios”. Por desgracia, Philip K. Dick murió en marzo de 1982, meses antes del estreno de la película, y no pudo beneficiarse de la fiebre dickiana que esta levantó.

- Ridley contra Vangelis (la batalla de la banda sonora): malas relaciones laborales, actores descontentos, palomas que se niegan a volar… ¿Es que no hubo ningún aspecto de Blade Runner que se librara de las desgracias? Pues no: incluso la producción de la banda sonora, y su posterior publicación, supusieron un calvario. El teclista y compositor Vangelis se peleó con el director por razones nunca desveladas del todo, y pese a haber sido nominada a un BAFTA y un Globo de Oro, la música de la película permaneció inédita durante años. Cuando por fin llegó al mercado discográfico fue en una versión para orquesta de la que reniegan los fans. Los sonidos creados por Vangelis sólo pudieron escucharse en grabaciones piratas, primero, después en el recopilatorio Vangelis: Themes y, a partir de 1992, en una edición remezclada. Para colmo, el compositor griego lanzó en 2007 una edición especial en dos discos que deja fuera momentos tan emblemáticos como el tema final. Lo más parecido a una versión integral de la BSO de Blade Runner es la llamada Esper Edition, elaborada de forma pirata, y que abarca cerca de dos horas de música.

- ¿Quién ha escrito la voz en off?: en julio de 1981, los productores de Blade Runner despidieron a Ridley Scott por haberse pasado con las fechas y con el presupuesto. La jugada no les salió bien, y el director fue readmitido, pero los financieros se lo cobraron con creces al año siguiente, durante la postproducción del filme. Los pases previos, celebrados en Denver y en Dallas, demostraron que la película era demasiado rara para ese público que se había quedado ojiplático con El Imperio contraataca en 1981. Así que la compañía Tandem, convencida hasta el momento de que tenía un blockbuster entre manos, impuso cambios tales que la voz en off, algo que ya estaba presente en el guion original pero que David Peoples y Ridley Scott habían juzgado oportuno eliminar. Aunque corrió durante muchos años la leyenda de que Harrison Ford había leído el texto con desgana, para que así Tandem no tuviese más remedio que descartarlo, el actor lo niega: “Yo hice lo que pude, el problema es que la narración era una mierda”, comentó. Finalmente, tanto Peoples como Hampton Fancher afirman que el texto de la versión estrenada de la película no era el suyo, sino un apaño redactado a toda prisa por algún secuaz de Tandem.

- Cómics, videojuegos y novelas: en los 80, era habitual que las películas orientadas al público juvenil tuviesen su versión en forma de tebeo, y Blade Runner no fue una excepción: el cómic fue lanzado en forma de novela gráfica (primero) y miniserie (después) por Marvel. Como el guionista Archie Goodwin tuvo acceso al guion original, en sus viñetas figuran diálogos eliminados o reescritos durante el rodaje, así como una narración bastante superior a la que se escuchó en el filme y un final algo diferente. Además, sus lectores podrán descubrir qué pasó exactamente en las Puertas de Tannhauser. Las secuelas literarias del filme, obra del amigo de Dick K. W. Jetter, aparecieron entre 1995 y 2000, y es poco probable que sirvan como punto de partida a la secuela. Finalmente, ningún repaso al mundo de Blade Runner estaría completo sin mencionar los videojuegos basados en el filme: el primero, bastante poco aprovechable, apareció en 1985 para ordenadores de 8 bits, y por problemas legales afirmaba ser “una adaptación de la banda sonora de Vangelis”. En 1997, eso sí, apareció otro videojuego titulado Blade Runner, obra de Westwood Studios y considerado como una de las mejores aventuras gráficas de la historia.


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